jueves, 26 de marzo de 2015



Luis se había atrincherado, nunca mejor dicho, justo detrás de los sacos que él mismo y la Gaceta habían colocado durante casi media hora.

Le había costado sudores fríos agacharse, pero allí estaba con dolores de espalda encorvado y con una escopeta de perdigones apuntando hacia la puerta de la calle, donde estábamos amontonados con las manos en el alto y gritando “¡Luis, esto es una locura!”

Aquel portal parecía haber quedado en medio de una campaña bélica y lo peor es que se estaba convirtiendo en el nuevo show de la calle. Merche, Mácu y demás vecinos se amontonaban al otro lado de la puerta golpeando el cristal. Sus voces sonaban preocupadas y por más que empujaban la puerta para ver que ocurría en el interior era imposible pasar.

Se las escuchaba gritar “que pasa ahí dentro” pero nadie las daba explicaciones porque estábamos demasiados ocupados en hacerle ver a Luis que aquello era un despropósito.

-¡Muchacho! Baja la escopeta y sal de ahí, no ves que por mucho que quieran no van a poder ocupar el piso.- le gritaba la Gaceta desde la puerta, claramente había cambiado de bando.
-Que si Luis que esto se va de madre…- alguna vecina del primero intentaba razonar con él.
-¡Que no! dije que yo lo arreglaría y yo lo arreglo por mis santos…
- Pero hombre con todos los que somos ya hemos ahuyentado a esos mangantes. Mira Luis…
-Ni te muevas.- me soltó mientras me acercaba.
- A ver entra en razón, esto es una locura si viene la…
- Te he dicho que no te muevas.- levantó más aún el cañón de la escopeta, retrocedí un paso hacia atrás, me había adelantado inconscientemente pero por lo visto con este hombre era imposible razonar.

Los vecinos se removieron en su sitio, se estaban poniendo nerviosos ante la locura de aquel hombre que siempre había tenido ideas disparatadas, pero nunca hasta esos niveles y la gente  que se había agolpado en la puerta de la calle nos llamaban a gritos muy preocupados porque no sabían que ocurría en el interior del portal. De alguna manera inconsciente nosotros intentábamos proteger la integridad y el honor del bloque y por eso tapamos la puerta de la calle. Pero la situación se estaba poniendo muy tensa y demasiado desagradable, al final aquello parecía un secuestro en lugar de intento de proteger el edificio.

Por fin unas sirenas sonaban a lo lejos, el final de aquella pesadilla estaba cerca.  

2 comentarios:

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