viernes, 24 de octubre de 2014


Lito tiene una amiga que desde hace años es inseparable, se llama Milka y es una vaca de peluche.

Llegó a casa una tarde de compras y desde entonces Manolo le cogió mucho cariño, tanto que la pobre está ciega, tiene el rabo despeluchado y del blanco que adornaba el morro, solo queda el de los ojos… Vamos que hace años que no se lava la muy cochina. Pero cualquiera lo hace, quién sabe si Lito la iba a querer igual…

Milka tiene mucho aguante, soporta todas las patadas del mundo, las mordeduras e incluso las caídas libres porque lo que más le gusta a su amigo, es que se la tiren de un lado para otro. Supongo que ya cansada de tanto maltrato decidió escaparse.

Se ocultó detrás de una estantería, tan bien, que aunque se retiró nadie la vio y Lito andaba triste por los rincones. Maullaba a todas horas, de día, de noche, no paraba quieto en su cesto y no pegaba ojo a ninguna hora. Se puso muy pesado, tanto que mi madre pensó en ponerle la maleta en la puerta. Pero todo eso pasó el día en que Milka apareció. No sabemos muy bien porque, quizás porque se le removió su corazoncito de algodón, el caso es que salió de detrás de aquella estantería donde se ocultaba y Lito volvió a ser feliz, volvió a correr de un lado para otro, dejó de maullar.

Hoy duermen tranquilos porque saben que se tienen el uno al otro, parece ser que  la reconciliación fue todo un éxito. 

jueves, 23 de octubre de 2014
- Se casa
-¿Quién?
- Encarni.
-¿Como que Encarni? pero si ella ya está...
- Si, si, pero renueva votos el mes que viene.
- Ahhh ¿Y la sorpresa era esa?.- Pepi removía el café con energía.
- No, que va... la sorpresa es que celebra una despedida de soltera.
- ¿De qué? pero no es mayorcita para esas cosas...
- ¡Ay chocho! ya lo sabemos,  pero que dice que cuando se casó la pillo muy jovencita y que aquello no se estilaba... y que ahora lo va a celebrar por todo lo alto.
- Ohhh.- volvió a remover con energía el café...- ¿y cuándo?
- La despedida para dentro de dos semanas.
- Ahhhh.

Parece ser que la Gaceta le había sacado toda la sopa boba a Encarni y ahora la noticia corría como la polvora de boca en boca, como en este caso que Merche había ido expresamente a casa de Pepi a contárselo.

Pero ambas se habían olvidado que mi terraza y la ventana de mi baño daban con la de mi adoraba vecina y se habían olvidado que de casualidad yo podía estar peinándome tranquilamente y escuchar algo... vamos que me enteré de toda la conversación y por lo que podía intuir esta fiesta iba a traer cola, mucha cola...

- Nos invitará ¿no?
- Hombre chocho, digo yo que si... ¿no?
- Bueno esperemos... ¿y donde lo va a celebrar?
- Pues de eso no sabemos na. Fue lo único que la muchacha no le pudo sacar.
- Y llevará...

En ese momento se me calló el cepillo al suelo, estaba tan atenta a la conversación que se me olvidó que tenía algo en las manos. está claro que no tengo la capacidad de curiosear como mis vecinas de calle...

- Anda Merche vente al comedor que te invito a otra taza de café y me sigues contando, por aquí hay muchos interferencias...



martes, 21 de octubre de 2014



Ella estaba sentada en el asiento del extremo, mirando a los compañeros de vagón cuando entraron tres con sus gorros, sus guitarras remendadas, sus flautas de madera lijada y su gran altavoz. 

El sonido se entendía por todo el tren, incluso entraba por debajo de la puerta de la cabina del conductor y todo gracias aquel altavoz, porque no era uno cualquiera, no… era uno con sonido envolvente, tan envolvente que parecía que el tren viaja sobre notas musicales en lugar de raíles.

Eso sí, te aseguro que ella no iba a sacar la bola de cristal para convertir aquel vagón en una discoteca, más bien deseaba que hubiera un palo de beisbol para acabar con el tan envolvente altavoz.


PD: Esta es la queja de una persona que en dos ocasiones tuvo que escuchar el sonido envolvente... esperemos que no le vuelva a sucecer.  

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