jueves, 29 de octubre de 2015

Desde que Pepi y la Gaceta tuvieron aquella discursión monumental, la calle ha permanecido dividida en dos.

Por un lado los adeptos a las triquiñuelas y cotilleos de la Gaceta y  por el otro las impertinencias de Pepi, quién sigue estudiando al vecindario con taza de café en mano.

Hay que decir que salvo esto, el resto de la calle sigue igual bueno o casi, porque la tranquilidad que se respira es algo inusual... Eso sí, en mi vida si hay algo que ha cambiado y es paso más tiempo en casa con Carlos, aquel bombero que me rescata de más de un fuego jeje. Hablando de él... tendría que ir a darles una noticia a mis padres y es que...

-¡Esto es inadmisible! ¿no piensas venderme el periódico? ¿y eso a que viene?

La Gaceta parece que estuviera en casa..., sus voces entran por la ventana. Quizás me precipité y después de la calma venga la tormenta.


2 comentarios:

  1. Ayyyy, el bombero con esmero... Y parece que se viene otro lío. Si es que en esa calle no saben estar tranquilos. Un besote!!!!

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