viernes, 12 de junio de 2015



Ahora que llega el verano uno necesita pasar por la ducha más a menudo y claro, en casa tenemos un bichejo que disfruta como un enano cuando esto pasa.

Porque no solo está la gotita de la ducha, que ese es otro tema, si no que se extiende la suave, esponjosa y fresquita alfombra rosa y basta con que abras la mampara de la ducha e intentes salir con la toalla envuelta,  para que te encuentres esto: una bola de pelo hecha una rosca. 

Pero es que encima lo hace con regocijo porque te mira de reojo cuando está estirado todo lo largo que es y poco a poco se enrosca de tal manera que hasta el rabo queda recogido. Y entonces tú dices:  “¡y ahora cómo demonios salgo yo de aquí!” Porque no creas que el tío se mueve, no, ¡¡ni por mucho punta pie que le des!!

4 comentarios:

  1. Conozco esa sensación de salir de la ducha y tener que buscar un huequecillo donde poner el pie sin esmoñarte. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Me imagino, encima con dos... ¡peor! jejeje Besotes.

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  2. Respuestas
    1. Mucho!! mas que los ratones coloraos, como se dice en mi pueblo jejee Besotes.

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¡¡¡Muchas gracias por tu comentario!!!

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