jueves, 9 de abril de 2015



-¡El edificio está rodeado!, ¡salgan con las manos en alto!. 

Las luces de varios coches patrullas entraban por los cristales de la puerta del portal y las voces de las vecinas nos alertaba de que saliéramos de allí lo antes posible o aquello se ponía feo. Pero nadie movió un dedo, todo el mundo se quedó en el sitio sin moverse. Yo por mi parte solo podía atender a mi madre que apenas se sostenía en pie a causa de una posible bajada de tensión.

-¡Si no salen en dos minutos,  entraremos a la fuerza!

La gente dentro del portal empezaba a reaccionar, los nervios hicieron que muchos se arremolinasen ante la puerta del portal. Al final todos intentaron salir de golpe por aquella puerta pequeña y menuda con la consecuencia de que muchos de ellos se quedaron encajados en ella. 

-¡No empujeís!
- ¡Ay mi codo!
-¡Me estoy agobiando! ¡Sáqueme de aquí señor policía!
-Pepi hija que me trago tu sobaco…
-Pues María quita el maldito periódico ¡que me lo estás clavando en la ingle…!
-¡Pero de dónde demonios han salido ustedes!  De un loquero o qué. Juan, pide que vengan los bomberos que a estos no los sacamos ni  a tirones.
-Si, señor. Ahora mismo.

Desde el otro lado se escuchaba a Merche, a Macú y hasta al propio Chema  clamar al cielo para que aquello se solucionara lo antes posible. Sin embargo el único que no se movió fue Luis que parecía petrificado al otro lado de la trinchera con la escopeta en mano. Supongo que se sentía culpable por haber llevado a aquella situación a un término tan inimaginable. 

Diez minutos más tardes, los bomberos aparecieron por allí con aparatos extraños que doblaban el hierro con una facilidad asombrosa. En apenas dos minutos la gente empezó a caer como las fichas de dominó, eso sí de la puerta solo quedó un amasijo de hierros. 

-Bien alguien aquí me puede explicar que ha pasado ahí dentro.
-Pues si verá.- la Gaceta se recomponía las gafas y  el vestido a mamporro limpio, se colocaba el periódico debajo del brazo y con la otra mano agarraba al jefe de policía mientras le guiaba hacia el otro lado de la calle. Desde luego que esta mujer no pierde ocasión para hacerse notar. 

-Salga de ahí con las manos en alto y despacito. Deje la escopeta en el suelo.

Dos agentes de policía se aproximaron a  Luis que seguía en estado de shock y en ese mismo intante una mano se posaba en mi hombro, mientras  una voz melosa me decía:

    -¿Estás bien?¿Puedo ayudarte en algo?

A mis espaldas estaba él, Carlos. Con su uniforme, con su casco, con su preocupación en los ojos y mi reflejo en ellos, ese hombre por el que había suspirado durante un mes. Si,  la Gaceta tenía razón en lo que me dijo, estaba enamorada hasta las trancas de él.


2 comentarios:

  1. Desde luego, vaya barrio. Jajajajaja. Eso sí, el amor surge en todas las esquinas... Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Único en su expecie como los habitantes jejej. Besotes.

      Eliminar

¡¡¡Muchas gracias por tu comentario!!!

Related Posts with Thumbnails

Como pasa el tiempo....

No te pierdas lo nuevo de Revuelto de Neuronas en tu email,¡suscríbete!:

Delivered by FeedBurner

¡¡¡Sigueme!!!

¡Ojo! aquí quedas fichado...