viernes, 28 de noviembre de 2014

Cuando era pequeña me encantaba jugar con cajas de cartón. Romperlas, reestructurarlas y crear una mini casa o un mini coche, que solo existía en mi imaginación.

A Lito le hubiera  encantado vivir en aquella época. Corretear por debajo, por arriba de ellas, romperlas con sus grandes zarpas, pero no ha podido ser. Nació mucho después y ahora una no está para esos trotes, así que se ha tenido que conformar con una caja de zapatos que ha salido de la reorganización del armario.

La verdad es que el tío no se lo ha pensado mucho, ha hecho de ella un segundo cesto, pequeño, frio pero de cartón que es lo que a él le gusta. Supongo que saldrá pronto de ahí porque después de más de cinco horas se le va a quedar un cuerpo... 





4 comentarios:

  1. Tienen alma de vagabundos. Jajajaja. Ni te cuento la de porquerías que tenía para tirar y que al final ahí siguen porque a los gatos les hace gracia. Jajajaja. Besotes!!!!

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    1. No te hagas caso de ellos!! que al final se nos suben a la chepa!! jejeje. Besotes guapa!

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¡¡¡Muchas gracias por tu comentario!!!

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