martes, 21 de octubre de 2014



Ella estaba sentada en el asiento del extremo, mirando a los compañeros de vagón cuando entraron tres con sus gorros, sus guitarras remendadas, sus flautas de madera lijada y su gran altavoz. 

El sonido se entendía por todo el tren, incluso entraba por debajo de la puerta de la cabina del conductor y todo gracias aquel altavoz, porque no era uno cualquiera, no… era uno con sonido envolvente, tan envolvente que parecía que el tren viaja sobre notas musicales en lugar de raíles.

Eso sí, te aseguro que ella no iba a sacar la bola de cristal para convertir aquel vagón en una discoteca, más bien deseaba que hubiera un palo de beisbol para acabar con el tan envolvente altavoz.


PD: Esta es la queja de una persona que en dos ocasiones tuvo que escuchar el sonido envolvente... esperemos que no le vuelva a sucecer.  

4 comentarios:

  1. Si es que cada vez tocan a un volumen más alto. Es como "no vas a poder decir que no me has oído y, si no me das algo, te sentirás fatal y morirá un gatito".Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Si, si, ya te digo. Esta gente si no es por las buenas parece ser que por las "malas" jejeje. Besotes guapa!

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  2. Para cuánto da el metro, quiero decir tu talento.
    Un beso, Soraya.

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¡¡¡Muchas gracias por tu comentario!!!

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