viernes, 19 de septiembre de 2014


Tengo un gato muy listo y muy poco amigo de las fotos. El tío es escuchar el sonido de una cámara de fotos  y  es cambia de postura, esconderse o a unas malas si no tiene escapatoria, ladear la cara para que no le pilles de frente. No, las fotos no van con él. 

Muchas de las fotos  en las que sale genial, es porque le hemos pillado de infraganti o le hemos engañado, pero el tío lo que se dice posar, no posa ni en pintura. Bueno si acaso alguna vez, pero porque yo creo que piensa “venga va, pero solo una ¡eh!”. Por eso me sorprendió cuando hace unos meses se sentó en mi rodilla y se preparó para hacerse un selfie conmigo, ¡un selfie! 

Si, para mí que una de esas veces que está sentado disimulando, nos ha escuchado hablar de los selfies y ha pensado que él tiene que probar eso. Ahora como vio que es una simple foto no ha vuelto. Que no,  que no hay manera de que se haga otro selfie conmigo, asi que conservo este como un bien preciado.

Está claro, Manolo y la cámara no se llevan nada bien y no sé porque, porque mira que el tío tiene estilo. En fin misterios gatunos supongo…   

  

6 comentarios:

  1. Basta que el gato esté monísimo de la muerte para que, en cuanto saques la cámara, cambie de posición. Conserva ese selfie como oro en paño. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Como lo sabes querida amigaaaa!!! comoooo!!! ;) Muack!.

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  2. "La ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres existen una dentro de
    otra, pero no son la misma ciudad." - Italo Calvino

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¡¡¡Muchas gracias por tu comentario!!!

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