viernes, 16 de enero de 2015
Poner o quitar los trastos da igual la cosa es que a él le dejen tocar, jugar, morder y perseguir los adornos y las cintas de navidad. Hay que andarse con ojo porque como pille alguna como mínimo la casa quedará patas arriba.

¿Os podéis imaginar la situación? Yo subida encima de la silla, él a dos patas apoyado en ella intentando alcanzar las cintas que yo voy desmontando del árbol. Se me caen los adornos y apenas me da tiempo a pillarlos, en un abrir y cerrar de ojos  ya se ha ido de una punta a otra jugando con ellos. El bastón de San José no sé dónde fue a parar y la cesta del niño Jesús tampoco… A esas alturas no sé si quedará algo para el año que viene.

Al final tomé la decisión de meter todo en la caja donde lo guardamos, deprisa y corriendo. Me costó Dios y ayuda porque Lito parecía poseído… pero ha sido cerrarla y echarse a dormir ¡Que tío! 



2 comentarios:

  1. Por eso yo no decoro la casa. Paso de estrés innecesario. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. jajaja si ¿verdad? mientras está puesto no le hace ni caso, pero ponerlo y quitarlo... jejej besote

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