sábado, 28 de abril de 2012
Bajo ese cielo gris que nos arrojaba lluvia, bajo la copa de aquel
árbol donde te alcancé y tú te volviste con los ojos llorosos.
Allí
sentí que una mano férrea me tapaba la boca, enmudeciendo cada palabra
que intentaba pronunciar, cada frase que intentaba formular en excusa a
tus verdades.
Intentando separar los labios que parecía sellados,
me convertí en tartamudo. Y ante tu asombro y tu desconcierto logre
pronunciar un “lo siento”.
Abatido ante tremendo
esfuerzo, me sentí desnudo ante tu atenta mirada. Te balanceaste sobre
tus pies y yo con miedo observé como giraste sobre tus talones,
pronunciando por última vez, “ya es tarde”.
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Perdón suele ser la palabra más difícil.
ResponderEliminarY nos desnuda.
Muy buen texto, Soraya.
¡Un abrazo!
Muchas gracias Sergio!!. Es la que más se nos atraganta desde luego. ¡Un abrazo!
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