viernes, 27 de febrero de 2015

En casa estábamos de celebración. Alguno de los componentes de la misma se hace más viejo y como es natural en estas ocasiones se hacen regalos, ahí es donde entra en acción el peludo de la casa.

Da igual lo que se regale o que le caiga algo a él, aunque alguna chuche seguro que piensa que no estaría mal, lo que verdaderamente le importa son los papeles. Esos trozos enormes o pequeños, tanto da, de papel que caen al suelo a la silla o al sofá con la emoción, esos son de un interés sobrenatural.

He visto a Lito correr a pillarlos con sus dos patitas delanteras, esconderse debajo de ellos y quedarse muy quieto. Arañarlos y arrancar pedazos con sus afilados dientes. Y al final se queda todo hecho un Cristo: la alfombra alborotada, los trocitos de papel por todo lados.... ¿y quién limpia todo esto, eh? Exacto, ¡¡la pringada de turno!! Cualquier día le cojo y no sé qué le hago.


2 comentarios:

  1. ... y sin embargo lo quieres... Esa es la grandeza querer a un ser tal y como es.
    Un beso.

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    Respuestas
    1. A ver... que voy ha hacer si luego te mira con esos ojillos... ME DERRITO!! jejejej. Besotes.

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