martes, 2 de abril de 2013



 Foto del Lago Bled
Gracias a una personita que me regalo esta foto o mejor dicho el original, surgio la historia del misterio en Bred


El silencio de la mañana acompañaba a las pisadas impresas en la nieve, que conducía hasta la orilla. Donde una barcaza de madera esperaba junto a la figura de un hombre, que con impaciencia miraba la hora en su reloj de bolsillo.

-       - ¡Peter!, por fin…

Jana se aproximaba luchando contra el roce de su vestido en la nieve, que le impedía avanzar todo lo rápido que quería.

-       - Por fin estamos juntos… no sabes cuánto he deseado este momento.

-       -Yo también Jana, ¿estás segura de querer marcharte?

-       -Nunca he estado tan segura de nada, como de irme contigo.

-       - ¿Conmigo o con mi dinero?

La sonrisa se desvaneció de su rostro, sus brazos se quedaron a medio camino del abrazo y sus ojos acumularon la angustia que iba sintiendo.

-        -¡Peter!, no te entiendo…

-        -Si, si me entiendes.- le dijo mientras le arrojaba una carta perfectamente doblada.- por suerte no estoy tan ciego como para no leer, como para no ver que a escondidas te revolcabas con otro y que en silencio adoras mi dinero. ¡Qué idiota he sido!

-        - No Peter, déjame que te explique, es mucho más sencillo…

-        - ¡No! Monta en la barca…

-        - Pero…

-        - ¡Monta!

Con sumo cuidado, se acomodó en el estrecho asiento de madera mirando con recelo a aquel hombre que la había sonreído en otro tiempo. Ahora el silencio cortante se había apoderado de la situación.

-        -Te has reído de mí, de mis sentimientos y mis anhelos por ti. Te has burlado de mi buen hacer y te has metido en la cama de ese maldito noble, para obtener su dinero con ese bastardo que esperas, mientras yo viajaba rehaciendo mi testamento a tu favor. ¿Qué pensabas? ¿Matarme?, ¡claro!, envenenarme y que pareciera una enfermedad incurable…

-        - Estás equivocado, yo te quiero, yo…

-        - ¡Cierra la boca!- le respondió con un bramido. En sus ojos se reflejaba un odio profundo.- ¡no quiero escuchar tus escusas!

-         - No son escusas, ¡es la verdad! Peter yo no soy…


CONTINUARÁ...
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