Desapareció por dos días, ¡dos!, que solo me contestaba al teléfono para decirme: "tranquila ya estoy en ello, solo ten paciencia" No sé qué tramaría, pero la lista de invitados me la estaba tragando yo sólita... Asi que al tercer día estaba que echaba chispas, cuando encima un coche empezó a pitar de forma insistente, "vamos lo que me faltaba... algún lumbreras ya ha aparcado mal" 

Claro que con lo que no conté, fue con que mi madre subía las escaleras de tres en tres toda agitada.

- ¡Hija...! ¡Hija...! sal a la terraza.... ¡sal!

-  Pero que pasa mamá ¿porque gritas por toda la escalera?.- le dije a la vez que abría la puerta de casa y ella entraba arrollándome.

- Sal... Tú s… ¡Sal!.- soltó con la respiración entrecortada.

Y allí estaba, en medio de la calle, antiguo, rojo, espectacular... un coche de bomberos con una enorme pancarta en la que ponía "¡no estamos embarazados solo nos casamos!". El gran camión estaba rodeado de todo un equipo de hombretones que estaban para comérselos. Entre ellos Carlos,  mi Carlos, que subido a una escalera traía consigo un enorme ramo de rosas rojas a lo pretty woman, mis favoritas.

¡Ains! Lagrimillas de emoción se me caían. Aquello.... aquello era más de lo que podía esperar... ¿De dónde había sacado la idea Carlos? nunca había sido detallista, a lo sumo me había hecho zumo de naranja por las mañanas y todo porque a él le encanta y claro "ya puestos..."

Pero lo mejor era la cara de mis vecinas que al ver semejante espectáculo, estaban atónitas. Eso sí, no sé si por el coche, por la pancarta o por los bomberos, pero el caso es que el suelo estaba lleno de babas envidiosas.

La escalera y Carlos llegaron hasta el pie de mi terraza, donde se coló entregándome el ramo de rosas. No veía ni tres en un burro, la verdad, tenía un sofoco de aupa  pero el ramo lo cace al vuelo ¡era enorme! Y chillando me dijo:

- ESPERO QUE TODO EL MUNDO SE ENTERE, QUE NO ESTAMOS ESPERANDO NINGÚN NIÑO, TAN SOLO HEMOS DECIDIDO... -metió la mano en el pantalón... .- ¿QUIERES CASARTE CONMIGO?

¡Oh dios mío!, que me da un chungo y la cagamos. ¡Tengo el corazón a mil! pero tengo que darle una respuesta...

-Yo...-se hizo el silencio en toda la calle- yo....- un nudo en la garganta...

- ¿Qué te pasa? ¿estás bien?.- Me dijo por lo bajito.

- Si, yo...- y caí redonda al suelo.