- Porqué debería dejarte, no ves que la muchacha está toda disgustada. 

- ¡Chema! creo que mejor los dejamos solos… ellos tienen que aclarar sus cosas.¡Ea! vámonos…

Chema se volvió a mirarme y con un pequeño gesto de cabeza de lije que sí, que me dejaran a solas con él. 

- Que genio se gastan tus vecinos ¡eh! .- Me sonreí pero levemente, sentía tanta vergüenza en mi interior, que no era capaz de reaccionar de otro modo. 

- Mejor subimos ¿Te parece?

- ¡Claro! Como tú quieras. 

Y despacito fuimos subiendo las escaleras en silencio y con una tensión densa en el ambiente. 

-Bueno… aquí es. Pasa, ¿quieres tomarte un café?

-No gracias, con uno ya he tenido suficiente.

-Carlos yo… 

-No te disculpes, no pasa nada. De hecho una imagen vale más que mil palabras ¿no?.- señalaba a mi dormitorio, donde toda la ropa que había estado seleccionando seguía tirada en la cama.- Los nervios ¿no? .- me guiño un ojo.- no te preocupes yo también estaba muy nervioso, de hecho….

Se levantó los pantalones, llevaba unos calcetínes de amarillo florescente. No pude aguantarme y solté tremenda carcajada a la que se unió él. 

-Ha sido una tontería ¿verdad? perdóname por favor. ¿Que te parece si lo arreglamos con un trocito de tarta de manzana? Está hecha de esta mañan.

- ¡Estupendo!

Y así empezó nuestra primera cita. ¡Una cita de calcetines!