Todavía me sorprende con que fuerza arrastraba la Gaceta los sacos de arena, como mantenía siempre el periódico debajo del brazo, es toda una experta,  y por supuesto de dónde demonios sacó tantos sacos de arena Luis. 

Allí seguían bajo la atenta mirada de todos los presentes trabajando igual que una mula de carga y sin descansar ni un ápice. Siempre que sacaban arrastrando un saco parecía que fuera a ser el último pero no, siempre volvían a por más aquello parecía infinito. 

-Luis… ¿Cuánto tiempo vais a estar así?.- le preguntó Pepi que cansada de esperar se había sentado en la escalera del portal. 

-El que haga falta.

-¿Y no crees que ya hay suficientes sacos?

-No, nunca son suficientes. Además si tú no estás haciendo nada,  que te importa.- y entró a su casa a por una nueva carga seguida de una Gaceta sorprendentemente sumisa.  

-Mira Luis, ¡esto ya es el colmo! Vale que quieras hacer algo, vale que todos estamos de acuerdo en que no queremos que nos ocupen pisos vacíos,  pero ¿no crees que con todos los presentes es más que suficiente para que no entren?

La Gaceta se paró en seco después de salir arrastrando con una nueva carga y acariciándose los riñones dijo:

-Luis, Pepi tiene razón ¡eh! ¡Yo ya no trabajo más!, aquí no va a pasar nada si está todo el mundo al retortero. 

Luis nos miró a todos con cara furiosa y soltando de golpe el saco de arena en medio del portal dijo:

-Muy bien, no necesito a nadie para arreglar esto. – Y pego un portazo al entrar en su casa. 

-Luis hombre de Dios ¡no te enfades!  Hay hija la que se ha armado con los dichosos ocupas,  a mí me va a dar un sincope. 

-Tranquila mamá, la policía tiene que estar al llegar. Lo que si no sé, qué dirán de esto. – solté señalando la barrera de sacos que había ante nosotros. 

Cinco minutos después la puerta de Luis se volvió a abrir y ante nosotros volvió a aparecer aquella figura de superhéroe, pero esta vez empuñando una escopeta de perdigones. 

-¡Pero Luis…! 

Mi madre calló fulminada al suelo, no llegué a sujetarla. Aquello se estaba poniendo feo.