Revuelto de Neuronas: Mas que las pesetas

Los pequeños rayos de sol, se colaban por los huecos existentes entre las cañas del techo, y provocaban reflejos en su negra melena recogida en una coleta. Claudia permanecía sentada sobre sus rodillas, encima de una silla de plástico y atenta a no salirse de la línea del dibujo, eligiendo los mejores colores de los lápices que había extendido por toda la mesa.

Al otro lado, estaba haciéndola compañía su abuela Isabela. Que sentada en una silla, picaba con infinita paciencia el pimiento y la cebolla bien finito, pelaba los ajos para machacarlos en el mortero con perejil y cortaba en trocitos la carne que con cuidado colocaba en un gran plato.

Claudia la observaba de vez en cuando por el rabillo del ojo. La encantaba estar con su abuela en el patio, porque siempre le contaba cosas interesantes. Como cuando le dijo que de pequeña le regalaban naranjas por su cumpleaños, porque no había dinero para juguetes. Otras le preguntaba cosas sobre el cole o sobre sus amigos y a ella le encantaba contarle como jugaba con ellos. Esta vez su abuela estaba muy callada y concentrada, hasta que se levantó muy despacio.

En una mano llevaba el tazón con el pimiento, con la otra se iba sujetando a la mesa, a la silla y luego a la pared de la cocina. Media vuelta y volvió a la mesa a por el otro tazón de la cebolla, y repitiendo los pasos volvió a la cocina. Pero al volver sobre sus pasos para recoger el resto, se encontró con la cara sonriente de Claudia.

- ¡Toma abuela!, ahora voy a por la chicha.

- Gracias Claudia, vales más que las pesetas…

Cuando hubo terminado, Claudia volvió a su sitio a recorrer con la punta del lápiz los pantalones del payaso que estaba pintando. Eso sí, entre el lapicero naranja y el amarillo había una pregunta que le rondaba la mente.

- ¡Abuela! ¿Cuánto valen las pesetas?

- Mucho Claudia, ¡mucho! Y tu vales más que ellas- le respondió Isabela

“Mucho”, se repetía Claudia, “mucho…”, mientras del bolsillo sacaba una peseta que había encontrado en el suelo del pasillo.

- ¡Abuela!, ¡soy rica!, ¡tengo una peseta que vale mucho!

Mas que las pesetas

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