Revuelto de Neuronas: El regreso

Tras veinte minutos de espera, hace su aparición el tan esperado tren. A penas a parado y la gente se agolpa en las puertas con la impaciencia a flor de piel. No hay esperanza, sale el mismo número que el que entra, suspira “solo será un rato” se anima a pensar.

Se acomoda en el primer hueco libre que encuentra en medio de la multitud, aunque no sea el más cómodo, al menos tiene la barra de hierro en el medio del vagón para sujetarse. Comienza el viaje con brazos que la rodean, mochilas que se clavan en las costillas y señoras que no paran de cotorrear:

- Sabes, hace mucho que no voy al restaurante ese vegetariano, como se llamaba… ¡uff! No me acuerdo, pero está en la esquina de la calle Alfonso…

- ¡A sí!, es estupendo, a mi ¡me encanta!, pues a ver si quedamos un día y vamos a comer.

- ¡Uy, sí!, ¡que estupenda idea! Es que la comida allí sabe a vegetariana, ¡vegetariana de verdad!. Allí la lechuguita sabe a lechuguita y el huevito a huevito –se echa a reír a carcajadas impasible ante la situación de que su codo, casi roza la nariz de la mujer que permanece a su izquierda soportándolo.

- Además al final de la barra te leen la mano. Mira a mí me dijo la mujer que no se me veía bien la línea, pero que me iba a ir genial y la verdad es que ¡acertó!

- Nosotros echamos las cartas en casa y no se nos da mal, o sea, depende mucho de la interpretación pero somos buenos- de nuevo carcajadas impasibles ante los empujones de la gente que a la tercera parada quiere montar, aunque el único hueco sea el de una fina aguja.

- ¡Qué bueno! A mí la útima vez que las echaron, fue hace algunos años. Pero no me acuerdo que fue lo que me dijo… lo que sí creo es que acertaron. ¡Uy, que bien! Siéntate que yo me bajo en esta estación- le dijo señalando el sitio vacío que había quedado delante de ellas.

Tras la pausa de la parada y cuarto de hora de conversación, el sonido del traqueteo del tren se le antojo una bendición para sus oídos y una relajación para su vecina de barra que por fin pudo respirar el olor a humanidad en lugar de la colonia channel en el jersey de la superpija.

“Solo quedan 3 cuartos de hora”, pensó mientras la mano de la mujer que se sujetaba con la anatomía de la gente que la rodeaba, se clavó en su cadera “tres cuarto de tortura” rectificó mientras que a un lado del vagón saltó la voz de una mujer que se mantenía oculta tras la multitud.

- Señora no empuje, joder

- No me hable así ¡eh!, pero usted que se cree…

- Pero no ve que no entra, será imbécil… ,¡si es que estoy de puntillas!

- ¡oiga sin faltar el respeto! Yo también quiero llegar a casa, no te jode.

- Haya paz señoras… no ven que este no es el momento- intenta mediar un hombre cercano a las mujeres.

- ¡usted cállese!, ¡no se meta! No ve que voy de puntillas, así no se puede ir, ¡es insoportable!

Ante el ambiente caldeado espeta un hombre del otro lado del vagón:

- no se cabreen hombre… no ven que hoy es un día de fiesta ¡joder!, y si quieren echarle la culpa a alguien díganselo a Rajoy que es el que tiene la culpa y a Zapatero también.

Risas generales y aprobación del populacho, toma la palabra la mujer pelirroja de su derecha:

- ¡eso, eso! Tú eres de los míos.

- ¡hombre pues claro! ¿usted también va a la manifestación de Legazpi?

- ¡Claro! Allí a protestar contra esta gentuza que nos tienen arruinados.

- Pues muy bien, eso es lo que tenemos que hacer ¡liarla parda!

- Hombre ¡no!, con que nos manifestemos pacíficamente es suficiente, aunque claro esos cerdos en el congreso con los ipads y nosotros aquí como buenos corderitos encerrados…. ¡Madre mía, que cabrones!…. ¡Uy! Que calentita voy, ya verás… me estoy calentando yo solita… ¡uy madre! como me estoy calentando- continuaba hablando sola mientras movía la bufanda como si fuera un abanico. ¡De esta, arde troya!.... Legazpi, ale muchacho vámonos a ver si la liamos.

“Dos paradas para acabar la tortura, para cambiar de tren y llegar sana y salva a casa, respira hondo..."

- Hola ¿Qué tal hija?, ¿cómo ha ido el viaje con la huelga?

- Pues, así resumido… creo que el tarot decía que iba a ser un viaje con ovejas encerradas que caminaban de puntillas y que iban a liarla a Legazpi…

-Pero… ¿Qué dices?, no te entiendo…

-No hace falta mamá, creo que ha sido el viaje más largo de mi historia. No me esperes para cenar, tengo que asimilar la huelga.

El regreso

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