lunes, 23 de abril de 2012
Cuando abrí el libro por la página 37, ya estaba enganchada sin remedio a él. Me había llamado desde ese rincón de la estantería, y me había dicho que se convertiría en mi mejor amigo, lo dudé. Nunca fui dada a tener amigos de esa clase, pero opte por darle una oportunidad.
Ahora
sentada en este vagón del metro, supe que no me podría separar de él. Me había guiado
durante un trayecto de 30 minutos, a las entrañas de una familia residente de
uno de los barrios más pobres de París. Y sentía una fuerza incontrolable, que
me impedía dejarle abandonado bajo la tutela de un simple marcapáginas.
Poco a
poco se estaba convirtiendo en ese amigo que me prometió, un amigo fiel al que
nunca se le acaba la batería, al que permanece imperturbable en la estantería,
ese al que se le dedica un día entero para recordarle… ese es ahora mi amigo
fiel.
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Muchas veces he sentido esa sensación y página tras página, el libro ha tomado vida, introduciéndose en mis días y mis noches sin poder concentrarme en otra cosa que no sea su persona.
ResponderEliminarMe ha encantado, pero me queda la intriga de conocer el nombre de tu amigo fiel. Quizá me puedas dar alguna pista?...
Un saludo
Hola Ely!! siempre es un placer tenerte por aquí!!. En mi camino he descubierto muchos amigos fieles, pero el que tengo ahora entre manos, vino recomendado por uno que se llama el Juego del Ángel y es Grandes Esperanzas de Charles Dickens, un clásico. Un abrazo amiga!!
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