Revuelto de Neuronas: ¡¡Ya vienen los Reyes!!

Había pasado mucho tiempo desde que escribió la carta y se la leyó a su mamá, no veía el día en que esos seres de cuento entrarán en casa y le dejaran todos sus sueños en forma de juguetes.

Ese día se había despertado con la noticia que tanto esperaba… ¡¡por fin era el gran día!!.

Le podría el ansia de saber si le iban a traer todo lo que había pedido. Ana pensó que sí porque se había portado muy bien, aunque los últimos días se había enfadado con Clara porque le había roto el traje de su muñeca preferida... y si le traían carbón…

¡¡Que iba a hacer!!… y si en vez de la muñeca Monster High, la bici o el maletín de colorear de Hello Kitty le traían carbón... se ponía triste solo de pensarlo.

Pero las dudas desaparecieron cuando le dijo su mamá que los Reyes no iban ha hacer eso porque ella ya se había reconciliado con Clara. Se quedó tranquila, aunque le asalto otra duda… si los Reyes vienen cargados de regalos, son tres, vienen en camello y traen pajes ¿como iba ha entrar todos en casa?

Su mamá le explicó que ellos son mágicos y que abren la puerta con una llave mágica que sirve para todas, y solo entra uno. Otras veces entran por la ventana cuando no tienen rejas o por el balcón… pero que solo lo hacen cuando los niños están dormidos…

¡¡Pero como iba a dormirse ella!!. Si llevaba pensando, desde que los vio pasar por la calle, que cuando le tocaría su casa… Pensó que si tenía los ojos cerrados al menos, les escucharía beber el agua a los camellos y a los Reyes comerse los dos polvorones para cada uno que había dejado en una bandeja.

Así entre la atención, la impaciencia y el nerviosismo… Ana no escucho nada de lo que había pasado y al día siguiente se levantó a las 8. De puntillas salió de su habitación, con la preocupación de si iba a ver o no unos bultos entre la claridad que salía de la ventana.

Con los ojos como platos entró en la habitación pegando un gran brinco encima de la cama de sus padres… “¡¡papá, mamá!! Que si están, que hay uno muy grande y otros más pequeños… que yo creo ¡¡que son todos los que he pedido!! Papa levantate…. ¡¡Por fa ven!!! Que yo quiero abrirlos ¡¡ya!! Y encima se han comido nada más que un polvorón, pero el agua se lo han bebido ¡¡todo!!....”

Así empezó el día más feliz de su año… envuelta entre papel de regalo roto y muñecas que olían a nuevas, bici sin estrenar… y una gran sonrisa en su cara que no se borraría en todo el día.

¡FELICES REYES! ¡QUE OS TRAIGAN TODO LO QUE PEDISTEIS EN LA CARTA!

¡¡Ya vienen los Reyes!!

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